viernes, 15 de enero de 2010

Lluvia de imágenes.


Aproximándome al puerto antes de zarpar el barco. Si una sombra a lo lejos se dibuja es el verde de la tarde que se ha ido. El arrebol en el cielo aún no ha desaparecido.La noche llega por donde el sol se ha puesto.La mañana aparece por el lado del cielo por donde aparece el sol.Al mediodía el sol toca la mitad del cielo, " en su vuelta no hay nada que escape a su calor". Cuando el sol desparece es porque se ha hundido en la noche .Un manantial de estrellas estalla en medio de la noche.Una golondrina vuela sobre la montaña que ha hecho. El coche del poema de Rimbaud cuelga de un árbol. La mujer desmelenada del poema de Breton me sigue por la calle solitaria del puerto. Una monja asomada a la puerta del convento espera por la caridad que no llega. Una jauría de perros se convierte en una banda de músicos sonando en la plaza central. En lugar de una represa veía una ciudadela construida sobre las aguas del lago.

Final de camino.

La celebración del fin de año o final del camino que llegó la noche del 31 de Diciembre de 2009 a las 12 estuvo caracterizada por la explosión de cohetes que apuntaban al cielo. Fueron aproximadamente diez minutos corridos que duró el recibimiento de la noche del nuevo año 2010. La explosión de los cohetes en el cielo nocturno era tan potente que las sirenas de los automóviles se activaban a cada momento. Las luces multicolores engalanaban la noche; las habían blancas, rojas, azules, amarillas, anaranjadas; en forma de estrellas, de manzanas, de cigüeñas, de ángeles conduciendo carruajes por montañas de nieves; de perros arrastrando trineos por los bosques rusos; de fuentes de aguas-luces nocturnas; de campanas tañiendo en mitad de la noche.
La mañana del 1ro de Enero de 2010 salí hacia el parque a trotar. En las calles se observaban los restos de pertrechos y residuos de los explosivos que habían sido detonados la noche anterior: restos de cartuchos y de pólvora, varillas de caña que caían una vez que los cohetes estallaban, triqitraquis, tumbarranchos etcétera. Las calles estaban solitarias. Todos dormían después del festejo de la noche anterior. Hacía un sol radiante. Iniciábase un nuevo año, un nuevo camino.