La celebración del fin de año o final del camino que llegó la noche del 31 de Diciembre de 2009 a las 12 estuvo caracterizada por la explosión de cohetes que apuntaban al cielo. Fueron aproximadamente diez minutos corridos que duró el recibimiento de la noche del nuevo año 2010. La explosión de los cohetes en el cielo nocturno era tan potente que las sirenas de los automóviles se activaban a cada momento. Las luces multicolores engalanaban la noche; las habían blancas, rojas, azules, amarillas, anaranjadas; en forma de estrellas, de manzanas, de cigüeñas, de ángeles conduciendo carruajes por montañas de nieves; de perros arrastrando trineos por los bosques rusos; de fuentes de aguas-luces nocturnas; de campanas tañiendo en mitad de la noche.
La mañana del 1ro de Enero de 2010 salí hacia el parque a trotar. En las calles se observaban los restos de pertrechos y residuos de los explosivos que habían sido detonados la noche anterior: restos de cartuchos y de pólvora, varillas de caña que caían una vez que los cohetes estallaban, triqitraquis, tumbarranchos etcétera. Las calles estaban solitarias. Todos dormían después del festejo de la noche anterior. Hacía un sol radiante. Iniciábase un nuevo año, un nuevo camino.
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