lunes, 8 de febrero de 2010

Sobre el poema de Breton: " A la mirada de las divinidades".

En la primera parte de este poema hay una imagen de una mujer desmelenada que sigue al personaje por las calles del desembarcadero. Esta mujer es el azul. " No debes temer nada del azul", le dice. " Habrá un gran jarro blanco en un árbol ",continúa el poema. La referencia de la que se servirá será el campanario del pueblo de colores disipados. Los brotes de helechos que un oscuro géyser lanza al cielo, lo saludan.
En el poema que sigue, " la carta sellada de los tres ángulos de un pez" pasa a través de la luz de los suburbios " como una enseña de domador".
Mas abajo, " al permanecer la bella, la víctima, la que se llamaba en el barrio la pequeña pirámide de reseda, se descosía para ella sola una nube semejante a un saquito de piedad".
" Más tarde la blanca armadura - dice el poeta - que vagaba de los cuidados domésticos y demás, tomando a sus anchas con más fuerza que nunca al niño en la concha/el que debía ser.../ Pero silencio".Del brasero salía hecho presa un novela de capa y espada.

El rocío con cabeza de gata se entretenía mas tarde, a la misma hora, en el puente. " Con la noche, se perderían las ilusiones"

Los blancos Padres que regresan de las vísperas, lo hacen con la inmensa llave suspendida por encima de ellos. Los grises heraldos se hacen presente con su carta, con sus labios: "...mi corazón es un cuchillo"...

" Pero del tiempo que habla - dice Breton - no queda más que un muro/golpeando en una tumba como un velo podrido".
El reloj de pulsera es buscado por la eternidad un poco ante de media noche cerca del desembarcadero al finalizar el poema, así como al comienzo, en este mismo desembarcadero, el personaje es seguido por la mujer desmelenada, que es el azul.

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