Propúseme retomar aquella imagen del poema donde alguien había colocado un semáforo en mitad del desierto en el cual había una sola luz que encendía y apagaba y era la amarilla y la arena que venía con el viento cubríalo sin casi permitir verla. En el desierto no corre más que arena por todos lados de norte a sur y de este a oeste. En Venezuela se habla de los médanos de Coro como la imagen del desierto venezolano aunque a la arena y los vientos le faltaría la presencia de los típicos camellos de los desiertos de Arabia. En otro poema de un poeta británico cuyo nombre no me llega a la memoria en estos momentos, en medio del desierto hay un espejo amarrado a una cuerda colgando de un poste y el viento y la arena lo hacen girar reflejando las montañas y las caravanas de camellos que se divisan a lo lejos. Rimbaud habla de "dunas ilustradas por cálidas flores y bacanales" siendo estas dunas montañas de arenas que se desplazan de un lugar a otro equivaliendo en Venezuela a las montañas de arenas de los médanos de Coro en el Estado Falcón. Aquí en el desierto el viento y la arena suenan duro en los oídos y golpean suavemente sobre la piel.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
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